#TBT | El día que robaron el cuerpo de Evita

Compartir
Share
Hace 63 años el ejército golpista de Argentina secuestró el cuerpo de Evita Perón para arrebatar el símbolo a la resistencia.
Compartir
Share

Compartir
Share

La vida de Evita después de su muerte

Eva Perón saludando a su pueblo; menos de un año después de esta fotografía triunfante, falleció víctima de cáncer. Foto: WikkiCommons.

Un día como hoy, hace 63 años, inició el periplo del cuerpo sin vida de Evita Perón, que solo terminaría 19 años después. Ese 22 de noviembre de 1955 militares del Ejército argentino, después del golpe de estado contra Juan Domingo Perón, ingresaron a las instalaciones de la CGT —Confederación General del Trabajo— y secuestraron el cuerpo embalsamado de Eva Perón, quien había fallecido tres años atrás, en 1952.

El cuerpo de la esposa del derrocado presidente, quien fuera la líder de los Descamisados, estaba en esta edificación en espera de que el gobierno de Juan Domingo Perón terminara la construcción del museo de los Descamisados, en el que se tenía prevista una urna especial para hacer homenaje a esta mujer, fundamental en la historia argentina. Sin embargo, antes de que esto pudiera ser, llegó el golpe de estado. Todos los proyectos del gobierno quedaron congelados, y este cuerpo, que a juicio de su embalsamador —Pedro Ara—, era la mejor de todas sus obras, quedó allí, bajo la estricta custodia de los militares.

El secuestro

En los funerales oficiales de Evita Perón, 1952. Foto: WikkiCommons

Tras múltiples discusiones dentro del gobierno golpista —temerosos de que esta edificación se convirtiera en lugar de culto y reunión de los fervientes seguidores de Evita—, se tomó la decisión de que el cadáver debía ser sustraído de ese recinto y “darle cristiana sepultura”.

El comando del ejército realizó el asalto, pero lo que siguió fue un verdadero “periplo macabro”. Durante varias semanas el cuerpo estuvo recorriendo las calles de Buenos Aires en una camioneta de una floristería, pues no llegaban a una decisión de qué hacer con él —dicen que hubo propuestas de tirarlo desde un avión al mar, o de incinerarlo—.

Hay múltiples historias de qué pasó en ese tiempo, incluso una de ellas dice que un oficial la tuvo guardada en su casa, siempre con la idea de que la resistencia peronista les seguía la pista, y que, por equivocación, disparó contra su propia esposa en una noche en la que pensó que quien se acercaba era su enemigo para llevarse el tesoro macabro.

Finalmente, los jefes golpistas tomaron la decisión de sacar el cuerpo del país y sepultarlo en el extranjero bajo un nombre falso. Así lo hicieron, con el apoyo de una comunidad religiosa, la Compañía de San Pablo, que cuidó y custodió el cuerpo durante 14 años. La enterraron en una cripta del cementerio de Milán, bajo el falso nombre de María Maggi de Magistris.

Largo viaje de regreso

En 1970 el general Pedro Aramburu fue secuestrado por Montoneros, un grupo revolucionario de la resistencia argentina. Le exigieron información del paradero del cuerpo de Evita, y a pesar de que él facilitó datos y aceptó la responsabilidad, este grupo lo asesinó —indicaron que se trataba de un juicio por todos sus crímenes durante el régimen golpista—.

En 1971, cuando estaba formándose el Gran Acuerdo Nacional, el presidente Lanusse hizo los trámites para que el cuerpo fuera llevado a España, donde Juan Domingo Perón vivía su exilio. Allí permaneció el cadáver incluso hasta después de la muerte de su esposo.

Destino final: Buenos Aires

En 1974, cuando la segunda esposa de Perón, Isabel, era presidente de Argentina, el grupo Montoneros secuestró el cuerpo del general Aramburu para exigir la repatriación de Evita. Así, finalmente en ese año, el 17 de noviembre —día del militante peronista— el cadáver embalsamado regresó a la Argentina y fue depositado en la misma urna en la que estaban los de su esposo Juan Domingo Perón.

Sin embargo, tras el nuevo golpe de estado (en 1976), el cuerpo volvió a mudarse; esta vez, por petición de las hermanas de Evita, al mausoleo de la familia, en el cementerio de La Recoleta, en Buenos Aires, donde reposó por fin de manera definitiva.

El mausoleo de la familia Duarte, el el cementerio de La Recoleta de Buenos Aires, fue el destino final del cuerpo de Evita. Llegó allí tras 19 años de pasar de un lugar a otro. Foto: WikkiCommons

Compartir
Share

No hay comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Share