Rigoberta Menchú: mujer con voluntad inquebrantable

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La vida de Rigoberta Menchú, mujer Maya Quiché, ha sido cuestionada durante años. Sin embargo, hay dos cosas que son indiscutibles: el importante legado que sus acciones han dejado para las mujeres indígenas de Latinoamérica y su rol en el inicio de la incursión de la mujer en la política guatemalteca.
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Rigoberta Menchú Tum, nace en 1959, en Uspantán, Quiché en Guatemala. Pertenece al grupo étnico Maya Quiché; es hija de Vicente Menchú Pérez, agricultor y defensor de los derechos de los pueblos indígenas, y Juana Tum Kotoja, partera, oficio ancestral de atender a las mujeres antes, durante y después del parto.

Vivió tres décadas en medio de un Conflicto Armado Interno, enfrentamiento que cobró la vida de sus padres y un hermano. Tras ser perseguida política, debido a su activismo en la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, se exilió en México a los 21 años.

La historia de Rigoberta y su liderazgo ha sido cuestionado desde que tomó protagonismo a nivel internacional en 1982 cuando Elizabeth Burgos, escritora francesa, publica detalles de la líder indígena en la obra “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”. En el libro Burgos cede el espacio a Rigoberta para que ella narre a detalle los sucesos más importantes de su vida, desde los trabajos a corta edad en fincas de café hasta cómo presenció la muerte de su hermano a manos del ejército durante el Conflicto Armado Interno.

El cuestionamiento inició en 1999 cuando David Stoll, antropólogo estadounidense, publica “Rigoberta Menchú y la historia de todos los guatemaltecos pobres”, libro que contrargumenta la exactitud de los datos históricos relatados por Menchú 17 años antes, manifestando que muchas de las situaciones descritas no fueron vividas por ella.

Rigoberta cuenta al mundo muchos de los problemas estructurales de Guatemala: racismo, abuso laboral, pobreza, violencia, machismo, analfabetismo y corrupción. Su lucha y trayectoria a tan corta edad la llevó a ser la primera mujer iberoamericana y la primera indígena en ganar el Premio Nobel de la Paz en 1992.


“…quiero hacer un enfoque que no soy la única, pues ha vivido mucha gente y es la vida de todos. La vida de todos los guatemaltecos pobres y trataré de dar un poco mi historia. Mi situación personal engloba toda la realidad de un pueblo”


 

Sin embargo, pareciera ser que la necesidad de desmentir la historia de Rigoberta ha podido más que comprender que quizá ella no tuvo que trabajar desde los ocho años en una finca de café, pero cientos de niños sí han sido, y continúan siendo, obligados a hacerlo. Quizá su hermano no fue quemado vivo en el parque de su pueblo, pero miles de hombres sí murieron de esa forma durante el Conflicto Armado Interno.

La veracidad de la historia continúa siendo cuestionada. Pero lo que no puede, ni debe ser cuestionado es que las diferentes violaciones, insultos y muertes fueron y continúan siendo parte de la vida de muchos guatemaltecos, principalmente de las mujeres jóvenes indígenas, como lo era Rigoberta al momento de contar su historia.

Además de iniciar y consolidar la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, Rigoberta fue una de las protagonistas del indispensable proceso de la incorporación de la mujer en la política guatemalteca. En 2007 se postuló para la Presidencia del país por los partidos WINAQ y Encuentro por Guatemala, siendo la primera mujer y mujer indígena en realizarlo, a pesar de lograr solamente el 3,06% de los votos válidos y ubicándose en séptimo lugar, marcó un precedente importante para las mujeres guatemaltecas.  Posteriormente lanzó su candidatura presidencial en el año 2011 ubicándose en sexto lugar con un 3.22% de los votos.

Rigoberta continúa representando la interminable defensa de los Derechos de los Pueblos Indígenas y de la Mujer; es definitivamente el ejemplo de una mujer con voluntad y determinación inquebrantable por romper el silencio.

Por: Leslie Ramos

Especial para Estado, Guatemala.

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