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Contagio (2011)

El 9 de septiembre de 2011 se estrenó la película Contagio, que contó con un cartel de actores del más alto nivel: Gwyneth Paltrow, Matt Damon, Marion Cotillard, Jude Law y Kate Winslet. Una reunión de estrellas que pocas veces se ha visto en un mismo trabajo y que además tuvo una trama tan bien escrita, con tantos giros dramáticos, que atrajo la atención a tal punto que logró recaudar más de 135 millones de dólares en taquilla.

Es que la historia que de por sí es atractiva, tiene muchos frentes abiertos, lo que permite que en ninguno de los 106 minutos que dura, el espectador desvíe la atención.

Los dos párrafos anteriores podrían haberse escrito para muchas otras películas de Hollywood, porque son características probadas que responden a un patrón de mercadeo que vende, lo extraño es que nueve años después, ese guión -magistralmente interpretado- se haya
convertido en realidad con un nivel de detalle que sorprende.

La película muestra el murciélago que dio origen, el animal huésped antes de pasar a los humanos (en el filme un cerdo, en la realidad ¿un pangolín?); el proceso de transmisión entre personas y su llegada al resto del mundo, entre otros asuntos.

Lo asombroso de todo esto es la cantidad de detalles que coinciden con la realidad que estamos viviendo en medio de la pandemia declarada del COVID-19, lo que nos lleva a una reflexión muy simple, que seguro ha posicionado de nuevo la película en estos meses de cuarentena: ¿hasta qué punto nuestra vida como especie está inventada y sólo nos encargamos de repetir ciclos (con algunas diferencias)?, ¿y dentro de esas repeticiones, qué tanto aprenden nuestros dirigentes, y por qué los escritores de ‘ficción’ sí aprenden la lección?

El cine abre la puerta para revivir momentos pasados y entender muchas veces el papel presente de los dirigentes políticos. El ojo crítico de la ciudadanía puede convertir una película de ciencia ficción en un juicio de responsabilidad a nuestros líderes, a veces necesitamos que nos ayuden a abrir los ojos.

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