Editorial abril de 2.019

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Si alguna actividad de nuestras sociedades es transversal a todos los oficios y a todos los segmentos de la población, esa es la política. A través de ella se definen cuestiones del día a día y aunque erróneamente se piense que la ciudadanía y la política están alejadas, no hay nada más presente en sus vidas.

La cuestión es cómo lograr que lo que hoy se ve como parte de la cotidianidad sean identificadas como acciones políticas.

Los medios y ahora mucho más las redes sociales, se han encargado de servir de amplificadores de las malas acciones de algunos políticos -que por supuesto existen y nos ofenden-, pero me atrevo a decir con certeza que esos que nos hacen avergonzar, son en número mucho menos que los que nos enorgullecen.

Quienes desde la sociedad civil hemos apostado al fortalecimiento de la democracia y de la política como mejor vehículo para sostenerla, tenemos la responsabilidad de sacar la cabeza del agujero conformista donde algunas veces la metemos y trabajar sin descanso para que cada vez seamos más los que estemos sintonizados con el ejercicio político.

Las decisiones políticas definen la vida de todos, darle la espalda a quienes trabajan en este oficio es dejarle el campo libre a los que sólo buscan su beneficio personal. Lo importante es respaldar partidos y personas que se preparan para asumirla con responsabilidad sin temor ni vergüenza de decir que son políticos; no estamos en momentos de improvisaciones en los que al que le vaya mal en otro oficio termine llegando en paracaídas sin tener consciencia del costo que para una sociedad representa quedar en manos inexpertas.

El poder de elegir a los mejores está en todos y este año lo pondremos en acción.

Carlos Andrés Pérez

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