El vestido como terreno de lucha
En el proceso de reconocimiento del cuerpo de la mujer como su primer territorio, más allá de la casa, el barrio o el Estado, hay diferentes prendas, colores y telas que transcienden a la función de “cubrirnos” y representan movimientos y culturas enteras que se han apropiado y resignificado a partir de sus formas de vestir.
Pantalón
Esta prenda tan cómoda y común, en algún momento contó con exclusividad de uso para el público masculino. Si bien en sus orígenes, que se remontan más allá del siglo IV A.C, donde existen registros de su uso para ambos sexos, en tiempos más cercanos su uso estuvo mal visto e incluso prohibido por ley para las mujeres y los esclavos.
El pantalón es una prenda que permite un gran rango de movimiento y provee comodidad a quien la usa; características que no parecían adecuadas para las mujeres y sus oficios, además el uso de esta prenda distinguía al hombre proveedor del hogar, una representación de su poder simbólico.
Las luchas feministas del Siglo XX, que involucraron a diferentes movimientos alrededor del mundo, exigían reformas en las leyes que regulaban la vestimenta de las mujeres, ya que al considerando los escenarios que buscaban ocupar se requería poder tener la libertad que implica vestirse de la manera que cada una considere pertinente.
Podemos encontrar las primeras fotos en revistas con mujeres usando pantalones en los años 30, como en Vogue en 1939; sin embargo el derecho de la mujer a usar pantalón (o cualquier prenda), incluso en este momento de la historia, no es algo globalmente aceptado. En muchos eventos, países e incluso en nuestros colegios, el uso del pantalón es exclusivo para los hombres.
Minifalda
Haciéndose camino en la década de las revoluciones, de la mano de la diseñadora Mary Quant, llega la famosa Minifalda. Este símbolo del rock and roll y la liberación sexual causa controversias incluso 60 años después de su invención.
La prenda se convierte en tendencia en los círculos más jóvenes de Inglaterra y se extiende rápidamente por todo el mundo, siendo usada por mujeres en el ejercicio pleno de la sensualidad desde su vestido, desafiando así un oleaje conservador respecto a la forma moderada y recatada a la que las mujeres del mundo estaban obligadas a vestirse.
Traje de baño
El desarrollo de los diferentes diseños de trajes de baño ha sido un camino lleno de controversias, llamados a la moralidad, prohibiciones, vergüenza pública e incluso cárcel.
Fue en Francia donde el ingeniero Louis Réard en 1946 lanzó el primer bikini de la historia, una de las evoluciones más controvertidas de los trajes de baño, ninguna modelo se atrevía a posar con él, por lo cual tuvo que contratar a una stripper para que lo luciera. Antes y después del invento de Réard, cualquier prenda que pueda considerarse provocativa siempre general un sobresalto y en consecuencia, acciones morales y legales para impedir que las “buenas costumbres” se vean afectadas, si bien el uso del bikini también tiene un doble filo que va hacia la hipersexualización de la mujer, su uso también corresponde al empoderamiento de los cuerpos.
Burka
La forma en que nos vestimos también puede ayudarnos a reconocernos como parte de un grupo, de una herencia o una creencia. La Burka es un velo que cubre el rostro o una prenda integral que cubre todo el cuerpo, en principio usada en los desiertos del norte de África y Oriente Medio para protegerse del viento, el sol y la arena, fue apropiada para el uso de las mujeres que profesan el Islam.
Las mujeres usan esta prenda por varios dictámenes de su religión, que no están descritos en el Corán (libro sagrado), sino que se han construido a partir de los diferentes profetas. En algunos lugares donde la religión y el Estado funcionan de forma simbiótica, su uso es obligatorio y con el fin de no provocar con la belleza a los hombres, las mujeres están forzadas a usar la burka.
Sin embargo eso es sólo una parte de la historia, está abierta la controversia en muchos países de Europa donde el uso de la burka ha sido prohibido, o por lo menos se busca así sea, pues ven en ella un símbolo de opresión a las mujeres (Aunque también puede tratarse de propuestas islamofóbicas); ante esto las mujeres musulmanas reclaman su derecho a usar la prenda que representa su religión y su herencia cultural.
Turbante
La relación del vestido y diferentes prendas con una herencia cultural la podemos ver expresada en el uso de los turbantes, aunque estos representan una historia que viene de la resignificación de un pasado doloroso, en el que podemos resaltar el orgullo y la constante reconstrucción de las raíces de muchos movimientos negros y de la diáspora africana.
El uso de turbantes viene de periodos esclavistas en América y África, en este ejercicio de deshumanizar a las personas que tenían retenidas y trabajando contra su voluntad, se buscaba despojar a las mujeres de su identidad para que no generaran ningún tipo de provocación en sus patrones. Además, también el uso de prendas como esta ayudaba a distinguir a quienes mandaban de quienes no.
La resignificación de prendas, lugares e historias por parte comunidades que han sido históricamente oprimidas ha sido necesaria para preservar la memoria, para no repetir y para tener siempre presente la fortaleza de sus antepasados.
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