Agenda pendiente para las mujeres en Latinoamérica

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Las mujeres de mi país, México; así como las del resto del mundo, hoy aclamamos seriamente dignidad para ser tratadas y pasar de las leyes, los acuerdos, las políticas públicas, la narrativa o la línea discursiva a una igualdad sustantiva, reflejada en condiciones y dinámicas sociales equiparadas entre unas y otros.
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Los movimientos feministas forman parte de una revolución cultural y un ejercicio de derechos humanos que aún tiene retos por superar, sin embargo, hoy vivimos una etapa histórica del feminismo que derivó de un quiebre a no más tolerancia en la lucha de una vida libre de violencia.

Este último 9 de marzo ha pasado a la historia como una manifestación mundial que retrató la lucha por la igualdad de condiciones entre mujeres y hombres. La cual no sólo supera el tema económico, laboral, de incidencia pública o de representación social, si no de seguridad y de orden de género.

Ya que no sólo nos referimos a la denominación de violencia para transitar con libertad en las calles, si no para encontrar en los hogares que cualquier mujer habite, un espacio libre de violencia.

Fueron mujeres de todo el mundo que se sumaron a #UnDíaSinNosotras y también ellas, quienes replicaron el baile viral chileno conocido como: El violador eres tú”, el cual reflejaba un claro posicionamiento sobre la violencia sexual hacia las mujeres y las responsabilidades estructurales que este problema social representa.

Mujeres de distintos países y entidades subieron sus videos en plazas públicas haciendo de este performance una manifestación urgente que todos los gobiernos, así como la ciudadanía debemos atender.

Es necesario recordar que los índices que la Organización de las Naciones Unidas revelan con relación a la violencia hacia las mujeres, que hasta el 70% de las estas ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida y se estima que de las 87,000 mujeres que fueron asesinadas globalmente en el 2017, cuyas razones no se equiparan a los tipos de violencia que reciben los hombres ni a los mismos orígenes y es que mientras un hombre puede ser asesinado por otro hombre en un asalto, las mujer sufrirá antes de ser asesinada, una tortura sexual, psicológica y física de mucho mayor muestra de odio que una persona asesinada solamente por crimen organizado, por citar un ejemplo.

Las mujeres de mi país, México; así como las del resto del mundo, hoy aclamamos seriamente dignidad para ser tratadas y pasar de las leyes, los acuerdos, las políticas públicas, la narrativa o la línea discursiva a una igualdad sustantiva, reflejada en condiciones y dinámicas sociales equiparadas entre unas y otros.

Al menos 144 países han aprobado leyes sobre violencia doméstica y 154 disponen de legislación sobre acoso sexual. Sin embargo, ni siquiera contar con una ley garantiza que ésta siempre respete o aplique las normas y las recomendaciones internacionales.

La educación será una realidad crucial para modificar estos comportamientos sistematizados que refuerzan mandatos sociales o estereotipos de género, que con ello van enmarcando roles que estipulan lo que debe o no construir una mujer o un hombre en sociedad.

Por otro lado es necesario aumentar el empoderamiento de las mujeres para consolidar su liderazgo, construir mecanismos de incidencia y fomentar su inclusión para la toma de decisión, la cultura se nutre de ideas, hoy la paridad es un logro en muchos países pero falta mucho por avanzar.

Las líneas de acción están claras en documentos, reformas de ley, protocolos y un sin número de análisis, estudios y diagnósticos desde diferentes disciplinas, la tarea estará vigente en las realidades de la esfera pública y el compromiso de cada una de nosotras y nosotros de construir verdaderamente en igualdad de condiciones.

 

Por: Mishelle Miranda

Especial para Estado, México

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