Charles Aznavour, entre “la chanson” y el activismo proarmenio
De ideas liberales, crítico de las políticas antiinmigración y profundamente comprometido con la República de Armenia, la faceta menos conocida del recientemente fallecido grande de la canción francesa.

El compromiso de Aznavour con la República de Armenia

Charles Aznavour cantó al amor y al desamor, a París, a Europa y a su propia nación, Armenia. Foto: Xavier Thomas en Flickr licencia CC
Shahnour Vaghinag Aznavourian, en armenio, el nombre original de Charles Aznavour. Nació en París en 1924, ciudad que dio albergue a sus padres cuando partieron de su original Armenia huyendo del genocidio del que fue víctima esta nación en la segunda década del siglo XX.
Él siempre tuvo presente esas, sus raíces. Y con el tiempo se convirtió en un vocero fundamental de la causa de esta nación, aquejada por una bestial persecución y persistente aniquilación de nacionales por parte de los otomanos entre 1915 y 1918.
Si bien Aznavour, fallecido recientemente, era conocido en el mundo como un representante imprescindible de la cultura francesa, tuvo grandes reconocimientos por su participación política en favor de la nación de sus ancestros. Fue embajador permanente de Armenia ante la ONU desde 1995; además, desde 2009 ejerció como embajador en Suiza; en la ciudad de Ereván edificaron un museo en su nombre y fue condecorado como héroe nacional, la máxima distinción de esa nación, que le entregó la Orden de la Patria.
Hablar en voz alta sobre su pueblo armenio

Durante un concierto en favor de la diáspora armenia, en 1964. Foto: Archives de la Ville de Montréal, en Flickr (Licencia CC)
El Papa Francisco recibió elogios de este cantante cuando, en un acto público, expresó que consideraba que los asesinatos cometidos contra armenios fueron el primer genocidio del siglo XX. Estas declaraciones fueron duramente criticadas por las autoridades turcas, que las calificaron como tonterías.
Sobre la respuesta de Turquía, Aznavour siempre insistió en que no lograba comprender por qué el pueblo turco, herederos de los otomanos, se negaba a aceptar estos eventos de la historia, y recordaba que otras comunidades, como los católicos y los alemanes han aceptado sus errores, en actos de reconciliación con el mundo, ¿por qué no puede Turquía tomar ese camino en lugar de continuar negando unos hechos indiscutibles?
“Eso ya pasó, ahora estamos en el siglo XXI y debemos mirar las cosas desde otro punto de vista. Nuestras dos naciones tienen mucho en común y es hora de reconocer todo lo que sucedió entre nosotros para superar este obstáculo y avanzar” dijo en 2015.
Su herencia, siempre presente

El museo Charles Aznavour, en la capital de la República de Armenia, un homenaje al artista y a la cultura de su nación. Foto: Preacher lad, licencia CC
Una de las características de este artista memorable era su capacidad de interpretar canciones en múltiples idiomas; una cualidad heredada de sus raíces armenias, pues este es un pueblo al que se le facilitan las lenguas y con frecuencia son políglotas. Sin embargo, y aunque tenía múltiples canciones que expresaban el dolor de su pueblo, Aznavour nunca cantó en armenio. Al respecto, dijo en una entrevista:
“Es la lengua de mis emociones, no la de mi trabajo”.
También su apariencia tenía los rasgos latentes de sus raíces: delgado, de baja estatura y ojos grandes y expresivos.
Nikol Pachinian, primer ministro armenio, dijo “La muerte del hombre que calentó los corazones de cientos de millones de personas durante 80 años constituye una pérdida universal”.
Por su parte, el presidente Emmanuel Macron expresó “Era profundamente francés, aferrado visceralmente a sus raíces armenias, reconocido en el mundo entero, Charles Aznavour acompañó las alegrías y las penas de tres generaciones. Sus obras maestras, su voz, su influencia única le sobrevivirán largo tiempo”.
Fraternidad con el pueblo judío

Charles y Aida Aznavour con el presidente de Israel Reuven Rivlin en la entrega del premio Raoul Wallenberg. Foto: Mark Neyman, Presidencia de Israel (Licencia CC)
En los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, la familia Aznavour, que ya había experimentado en su propia piel el dolor de la persecución por razones de nacionalidad y la injusticia y el temor que significa enfrentar el genocidio, convirtió su hogar en un lugar de protección para familias judías que huían de la persecución nazi.
Adicionalmente los jóvenes hermanos Aida y Charles Aznavour participaron en múltiples actividades de rescate para sacar a personas judías del radar de los alemanes del Tercer Reich.
Esta historia, que la familia mantuvo de manera reservada, salió a la luz en 2016, cuando Aznavour entregó los detalles de su vida al historiador israelí Yair Auron, con quien escribió el libro Righteous Saviors and Fighter (Salvadores justos y luchadores).
El gobierno de Israel conoció de esta actividad heroica y otorgó en 2017 el premio Raoul Wallenberg a Charles y su hermana Aida. Durante la entrega del premio, recibido de manos del presidente israelí Reuven Rivlin, Aznavour expresó:
“Tenemos tantas cosas en común, los judíos y los armenios, en la desgracia, en la felicidad, en el trabajo, en la música, en las artes y en la facilidad de aprender diferentes idiomas y convertirnos en personas importantes en los países donde se han recibido “.
Y ante la mirada atónita de los israelitas, agregó con su tono apacible de siempre, pero claramente enfático, dirigiéndose al señor presidente de Israel:
“Tengo una pregunta abierta y no espero una respuesta, sin embargo, vale la pena expresarla. ¿Por qué te niegas a reconocer el genocidio armenio teniendo en cuenta tus propios sufrimientos bajo el régimen nazi?”.
El presidente Rivlin expresó:
“Participamos en la ceremonia en memoria de esos horripilantes eventos (…) Desafortunadamente, el gobierno israelí no pudo reconocerlos como Genocidio. Y como presidente de este país, debo respetar las decisiones del gobierno. No importa si se llama una masacre o un genocidio, algo terrible le sucedió al pueblo armenio en 1915”.
La defensa de las libertades

Aznavour en 1963. Foto: Hugo van Gelderen / Anefo. Quivimedia. Licencia CC
Aznavour no solo habló de política para elevar las banderas de la causa armenia. También era un férreo defensor de las libertades personales, y en ese sentido, en diversas oportunidades lanzó expresiones muy fuertes contra los políticos de derechas franceses, en particular contra Marie Le Penn, a quienes, según él, les temía. En alguna oportunidad dijo:
“Hay que salvar a la humanidad de la política y de los artífices de la misma, que, como Marie Le Penn, levantan barreras por codicia”.
También se expresó en contra de las políticas anti-inmigrantes del actual gobierno de los Estados Unidos.
En el año 2015, en el marco de la conmemoración del centenario del genocidio armenio, él dijo:
“¿Por qué no permitir que la gente venga y se vuelva francesa? Yo no soy francés, y muchos otros no lo son. Eso es lo que hace a Francia. Todos traen algo con ellos y tienen muchas cosas que enseñarnos”.
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