Francisco Javier Vera Manzanares es un niño de doce años, que ha dispuesto su vida y su voz para defender el medio ambiente.
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Es bien sabido que los niños y los jóvenes son el futuro, pero de lo que poco se habla, es que también son el presente y en consecuencia las decisiones que se toman actualmente, los afectan de manera directa, sin embargo, tienen un poder especial y es que creen en la capacidad de generar el cambio que deseen.
Francisco Javier Vera Manzanares es un niño de doce años que vive en Villeta (Cundinamarca) y ha dispuesto su vida y su voz para defender el medio ambiente. A su corta edad se trazó una gran y ambiciosa meta: “salvar el planeta”, convenciéndose de la importancia de cambiar nuestros hábitos para contribuir a alcanzarla.
Además, ha alcanzado grandes logros que soportan su reconocimiento nacional e internacional, como lo es la fundación del movimiento ambiental “Guardianes por la vida”, para defender a quienes no tienen voz: los animales y los recursos naturales. Actualmente cuenta con más de 200 miembros, pero en sus inicios fueron solo seis los integrantes que recorrían Villeta, realizando campañas de aseo y de pedagogía sobre el cuidado del medio ambiente.
El mensaje de Francisco Vera se ha expandido rápidamente gracias a su interacción en las redes sociales, en las que no solo habla de entorno o de ecosistemas, sino de temas socialmente relevantes. El niño ambientalista, como ha sido llamado, logró en el 2019, lo que pocos se atreven a intentar: exponer sus ideas ante el Senado de la República, y pedirles a los senadores, además de “legislar para la vida”, rechazar las políticas que ocasionan daño medioambiental.
En enero de 2021, fue tendencia en redes sociales, cuando identificaron una amenaza a su vida desde una cuenta falsa de Twitter. La indignación se convirtió en un sentimiento colectivizado en el ecosistema digital colombiano y logró también visibilizar por un momento la vulnerabilidad de los líderes y activistas del país frente a la violencia a la que están siendo sometidos.
En ocasiones Francisco, ha sido comparado con la activista Greta Thunberg, y aunque él es su admirador, también es consciente de los distintos contextos a los que responden Europa y Colombia, pero insiste en continuar con la defensa de su causa.
La voz colombiana del medio ambiente, Francisco Vera, fue nombrado Embajador de Buena voluntad de la Unión Europea, y no solo por esto, sino por todo su empeño, conocimiento y entusiasmo, debería ser orgullo nacional y ejemplo de perseverancia y liderazgo, no solo para su generación sino para las que le han precedido.
• Ha crecido escuchando discursos de Jorge Eliécer Gaitán.
• En el futuro quiere ser vegano.
• Tiene un perrito que se llama Pinky Habermas y un gato llamado Foucault.
El mensaje de Francisco Vera se ha expandido rápidamente gracias a su interacción en las redes sociales, en las que no solo habla de entorno o de ecosistemas, sino de temas socialmente relevantes. El niño ambientalista, como ha sido llamado, logró en el 2019, lo que pocos se atreven a intentar: exponer sus ideas ante el Senado de la República, y pedirles a los senadores, además de “legislar para la vida”, rechazar las políticas que ocasionan daño medioambiental.
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