Mario Abdo Benítez, el nuevo viejo poder en Paraguay

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El Partido Colorado continúa en el poder en Paraguay, ahora en cabeza de un joven que quiere gobernar en unidad, pero con su historia vinculada a la del dictador Alfredo Stroessner.
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Tradicional y conservador: así es el presidente más joven de Paraguay

Mario Abdo Benítez en un encuentro con la prensa durante su visita a Brasilia. Foto: Marcos Corrêa (licencia CC en Flickr)

Al recientemente posesionado presidente de Paraguay se le conoce, desde su infancia, como ‘Marito’, para distinguirlo de su padre, Mario Abdo Benítez, de quien es tocayo hasta en sus dos apellidos.

Pero no solo heredó su nombre, sino también una oscura sombra en la política: el papá de Marito fue mano derecha del dictador Alfredo Stroessner. Fue uno de sus secretarios privados, quien durante los últimos años de la dictadura le manejaba su agenda, las relaciones públicas y políticas y algunos de sus negocios particulares.

De esta manera, el nuevo presidente creció en el círculo de poder del que fue dictador de Paraguay durante 35 años; además su mamá, Ruth Manon Benítez Perrier, era sobrina de uno de los militares más fuertes estronistas, Rodolfo Perrier.

Esta filiación ha intentado manchar la vida pública del actual presidente, pero él, con la habilidad de un graduado en mercadeo político, ha salido airoso del tema.  Cuando sus adversarios han tratado de relacionarlo con el dictador, Abdo deja claro que Stroessner es Stroessner y Abdo Benítez es Abdo Benítez. Además, les recuerda, él solo tenía 16 años cuando fue derrocada la dictadura, y en su vida se ha dedicado a construir su propio camino, en la política y en los negocios.

“La crítica de mi liderazgo pegado al stronismo lo vengo asimilando desde que me introduje a la política (en 1992)”, dice.

En este país austral el tema de la dictadura no afecta el voto de las personas menores de 40; saben que existió pero no recuerdan cómo era vivir bajo el régimen. Es un tema que ha dejado de estar en la agenda de opinión.

Empresario y político

Mario Abdo con Michel Temer, presidente de Brasil, en su primera visita a los países limítrofes. Foto: Cesar Itiberê (Licencia CC en Flickr).

Nacido en 1971 (tiene 47 años, el presidente más joven que ha tenido su país), Abdo Benítez fue heredero de la importante fortuna de su padre, y ha conseguido ser un empresario de éxito, particularmente en temas de infraestructura y vías. Con sus empresas ha sido contratista de los diferentes gobiernos, con excepción de durante el gobierno del recién salido Cartes, de quien sus empresas apenas lograron obtener algún contrato tras haber sido elegido candidato único del Partido Colorado.

Ingresó a la militancia política en 1992, dentro de un movimiento del partido, la Reconciliación Colorada, pero trece años luego integró el movimiento Reconstrucción Nacional Republicana. ;más adelante, en 2006, estuvo en el movimiento Paz y Progreso, el lema del gobierno de la dictadura, facción del Partido Colorado creado por él y su amigo y excompañero de colegio Alfredo “Goli” Stroessner, nieto de dictador.

Consiguió tener una carrera ascendente en la política, fue vicepresidente de su partido y en 2013 llegó al congreso, institución que llegó a presidir. Esto apuntaló fuertemente su carrera en el camino al palacio de gobierno.

Desencuentro con el gobierno saliente

En las elecciones internas del Partido Colorado, que se realizaron en diciembre, se presentó un fuerte enfrentamiento entre las dos facciones del partido; por un lado, la liderada por el entonces presidente, Horacio Cartes y que apoyaba al candidato Santiago Peña. Por el otro lado, la facción liderada por Abdo y sus seguidores, con una gran influencia, tanta que consiguió ser elegido a pesar del poder del presidente en ejercicio.

El antecedente es que Abdo Benítez y su movimiento no apoyaron los esfuerzos de Cartes por reformar la constitución para permitir la reelección; tampoco apoyaron la renuncia de este presidente, que requería salir unos meses antes de sus funciones para poder asumir la curul que ganó para ser congresista.

Fue una buena jugada alejarse del presidente, pues el país viene con un proceso positivo en su economía, y sin embargo hay un gran descontento pues los niveles de pobreza han crecido, se dice que actualmente uno de cada tres paraguayos es pobre.

Sin embargo, según lo que indicaban las encuestas, se esperaba un triunfo avasallador en las elecciones de abril, de hasta 20 puntos de diferencia. En realidad, solo le sacó tres puntos a su oponente, Santiago Peña de la Alianza de los partidos librearles.

Joven conservador que llama a la unidad nacional

En el acto de posesión, con su homólogo argentino, Mauricio Macri y las esposas de ambos. Foto: WikiCommons

Mario Abdo Benítez es de ideas conservadoras: está en contra del matrimonio homosexual y del aborto y a favor de leyes restrictivas en torno a las drogas.

Si bien no acepta que lo identifiquen con la persona del dictador, y que se aleja de él en todos los aspectos relacionados con derechos humanos y usurpación a la democracia, lo cierto es que ha destacado que “(Stroessner) dejó las bases de las grandes infraestructuras que hasta hoy tiene el pueblo paraguayo”.

Además, no solo asistió a las exequias del dictador en Brasilia, donde vivió en el exilio, sino que además propuso que el partido Colorado le rindiera homenajes tras su fallecimiento.

Su formación universitaria la hizo en Estados Unidos, en mercadeo y luego se especializó en mercadeo político. Además, tuvo en Paraguay instrucción militar, es subteniente de la reserva de la Fuerza Aérea.

Aunque dentro del partido su facción representa el ‘ala fuerte’ del Partido Colorado, es decir, la más tradicional, igualmente ha iniciado su gobierno llamando a la unidad y a la cordialidad.

En su campaña caminó mucho las calles, y consiguió con ella gran simpatía y cariño del electorado. Adicionalmente, cuenta con un importante apoyo de su bancada; aún su juventud, la suya es una forma de hacer política ligada a las lealtades entre políticos y negociaciones entre ellos. Por eso, se dice que es la nueva vieja forma de hacer en lo político. Y precisamente allí está uno de sus principales retos, conseguir apoyos dentro de su propio partido, tradicionalmente dividido en diversas líneas internas.

También, y lo dejó claro en su discurso de posesión, entiende el hastío de la ciudadanía frente a la corrupción, particularmente en el poder judicial, y se comprometió con la construcción de una justicia independiente.

“Yo no quiero un juez amigo del poder. Vamos a construir una justicia independiente y valiente para que se acabe la impunidad. ¿Por cuánto tiempo más nuestro pueblo va a aguantar a una justicia implacable como el acero para los más humildes y complaciente con los más poderosos de nuestro país? La impunidad es el cáncer a vencer”.

 

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