Frida y la política
En ella, arte, política y justicia femenina se convierten en un mismo, único, asunto. La gran artista mexicana fue un espíritu revolucionario, militante del Partido Comunista de México.

Arte y política eran uno en Frida Kahlo

Frida Kahlo y León Trotsky en México, en 1937. Fuente: canvart.club/mtmpic.html Imagen de dominio público.
Frida Kahlo mostró sus intereses políticos desde sus tiempos en la educación secundaria, cuando estudiaba en la Escuela Nacional Preparatoria —ENP—, un plantel altamente influenciado por las ideas de la Revolución mexicana, de educación mixta —aunque a las 35 señoritas (entre 2.000 estudiantes) las separaban en los recreos—. Allí Frida, antes de cumplir los 15 años, se integró a “Los Cachuchas”, un grupo juvenil unido por intereses literarios, ideológicos y políticos. Desde entonces, y hasta el fin de sus días, su compromiso político fue una constante en su vida, con frecuencia retratada en sus obras pictóricas.

Autorretrato con collar de espinas y colibrí, 1940. Parte de la colección Nickolas Muray de la Universidad de Texas. Foto: Libby Rosof. Licencia CC
En este tiempo también forjó su pensamiento frente a la igualdad de derechos para la mujer, y el poder de ellas sobre su propio mundo; ideas que la llevaron a convertirse en uno de los símbolos del movimiento feminista, no solo en la patriarcal y machista sociedad mexicana, sino del mundo entero.
Terminando sus estudios, tras el accidente (a los 18 años) que la dejó convaleciente un periodo muy prolongado y con secuelas de por vida, llegó a la pintura —como una ocupación mientras estaba en la cama—. Y en ella empezó a expresar sus propias indagaciones existenciales, que también eran políticas: la reflexión en torno a la identidad personal y el ser mexicana, que presentó principalmente en sus autorretratos.
Ya como parte del mundo artístico de la capital mexicana, continuó estrechamente vinculada a los círculos de pensamiento comunista, e incluso fue en ese contexto que conoció a quien fuera su compañero de vida, el reconocido muralista Diego Rivera, también un hombre comprometido con ideales políticos de izquierda.
Después de casados, ambos estuvieron afiliados al Partido Comunista de México, del que Diego fue expulsado por expresar públicamente cuestionamientos al mismo. Sin embargo, su hogar, la Casa Azul, fue siempre un lugar de encuentro y tertulia para sus amigos en la política y la cultura.
La admiración soviética

El marxismo dará salud a los enfermos. Óleo sobre masolita. Obra de Frida Kahlo de 1954. Museo de Frida Kahlo, México.
Frida dedicó parte de su obra a la expresión de su admiración y respeto por la Unión Soviética y sus próceres. Por ejemplo, la cabecera de su cama la había convertido en un retablo en el que estaban su propia fotografía, junto con otras de Marx, Engels, Lenin y Mao.
Además, una de sus obras, de gran reconocimiento, es El marxismo dará salud a los enfermos, en el que hace un reconocimiento a Karl Marx. También pintó un retrato del líder soviético José Stalin; entre otros testimonios, incluidos los de su propio diario, de su adhesión y admiración a la revolución soviética.
La Casa Azul, el hogar de la pareja Rivera-Kahlo, fue el lugar de refugio de León Trotsky y su esposa. Él era un antiguo líder soviético, uno de los grandes luchadores durante la revolución, que, tras diferencias con sus coterráneos, tuvo que huir de su país, pues se convirtió en un perseguido por su excompañero político Stalin. En ese tiempo dicen los biógrafos de Frida que existió un romance con Trotsky.
Su vida, dada su importancia cultural e intelectual, fue siempre objeto de miradas. De ahí que su manera de vivir, según los dictados de su conciencia y sus propias decisiones, fueron motivo de crítica, pero también inspiración, para muchas. Así, su idea de libertad, capacidad femenina en todos los campos, entre ellos las artes y la política, la convirtieron en un ícono del feminismo.
Su despedida
Su última aparición pública no fue en un acto cultural, sino en uno político. Ya muy deteriorada por las inclemencias de las secuelas del accidente, a la edad de 47 años, en su silla de ruedas se hizo presente en una marcha en la que protestaban por la intervención que hiciera EE. UU. en Guatemala en el año 1954.
Y, muy en su ley, su funeral fue un despliegue de personalidades de las artes y la política comprometidos con los movimientos obreros, la reforma agraria, la libertad de los pueblos y la contraposición al intervencionismo de potencias extranjeras. Su ataúd fue cubierto por la bandera del Partido Comunista de México.

Frida Kahlo en 1937, sentada junto de una planta de agave. Fotografía para el artículo de la revista Vogue titulado “Señoras de Mexico”. Foto: Toni Frissell en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos.
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